domingo, 12 de abril de 2015

entonces

Hubo veces que llené de olvidos los rincones 
que proclamaban libertad en mis pupilas, 
y les dí recuerdos 
para que se empaparan de magia. 
Viví de cuentos sin final, 
y calculé cuántos sueños me llevabas de ventaja
en aquello de volar más hacia arriba.
Soñé con rejas entrelazadas 
por la decisión de cada mirada, 
y conocí los pasos de cada error 
en aquellos que no avanzan. 
Hubo veces que miré las huellas de cada pared
que sabían a miedo sus escamas. 
Imaginé a qué olía cada palabra 
que tocabas con la punta de tus dudas,
y fijé los orgasmos en los espejos de mi almohada. 
Decidí sacarme cada cristal roto
con tres minutos de tu ausencia,
y aquí estoy, 
echándote de menos. 
Compré un refugio de recuerdos
que ataron mis heridas como cuerdas
para que nunca se cerraran. 
Enseñé a mis vuelos a planear
sin el olor de tus mañanas, 
y escondí en los huecos que dejaste,
las plumas sucias de mis resacas.
Vi un deseo fugaz
y pedí una estrella,
así,
no sólo fue tu ausencia 
la que brilló. 

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