jueves, 23 de abril de 2015

revuelos de posibles

Creíste en huellas y caminos
como único método de vuelo,
sin saber,
que mis alas se quemaron
por el cielo de tu boca.
Puedes llenar de heridas mi refugio,
de paladares tu nostalgia,
o de vértigos mis palabras,
que yo
siempre nadaré
sin gravedad
entre tus miedos;
como ralentizar el tiempo de salida
cuando llevo veintidós borracheras
más que el hueco
de tus piernas.
Jugué contra tus dudas
y les gané por tres
errores
de indiferencia.

No hay maremoto que sepa
que bucearte los rincones sin paracaídas,
es como tomar
y temer tragar las espinas de la tarde
en que tu invisibilidad 
atravesaba la ventana del miedo,
y pudimos leernos por dentro
hasta hacernos el amor,
y deshacernos los sudores
que flotaban en tu paladar,
a modo de saliva,
o de revolución
ya me entiendes.
Mis condenas sonaban a eco pidiendo auxilio,
haciendo all-in en la última mano
que me echaste 
en ayuda de los sueños
que no me dejaban rescatar 
el amanecer
de entre tus sábanas.

No existe beso
ni prosa,
que te sueñe lo más lejos posible,
sin poder vivir
contigo
un posible más de cerca. 







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