No puedo separar la arena del castillo
con tu ropa de por medio.
Puedes quitártela y volar,
o bailar entre sudores.
Ya sabes.
En tus huecos,
las cartas barabajaban cataratas
y suspiros,
a modo de as en la manga.
Lo siento
por todos los mares del universos,
hoy las prosas nadan contigo.
Y desde aquí le doy cuatro errores
de ventaja
a los escalones que hay que bajar
en los escombros de mis miedos.
Y les gano.
Que se jodan.
A estas alturas,
me das tanto vértigo,
como ganas de tirarme.
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