No sé si es tu sonrisa la que sale para ver al sol,
o viceversos.
El día menos pesado
me pongo a disolver los tejidos de la piel;
ponernos verdes a modo de semáforos,
y pasar
de todos los días en rojo que no pasamos
por esperar la señal de la linea de salida.
Y corrernos.
Y pintarte un océano de papel, de esos pequeños.
Metro setenta de excusas para pasarme vida y media dentro de tí, en el sitio perfecto: justo en medio de tus labios,
con vis(i)tas a tu ombligo,
y en primera fila de tus muslos.
Ahí aprendí a escrivivir,
jugando a la rayuela en tu cuerpo.
Bueno Jesús muy bonito, ya era hora de que te decidieras a publicar, sigue así te leeremos
ResponderEliminar¡Claro que una se puede hacer seguidora de tu blog y enseguida!
ResponderEliminarQue bien escribes, acabo de entrar ahora y leer. Te recomendaría entrar al mío y que le echaras un vistazo, pero todo está escrito en valenciano y dudo que domines el idioma. Hay traductores dentro del mismo blog, pero se pierde mucha calidad y cohesión cuando le haces click en el idioma que deseas leer ya que no son del todo precisos.
Por si hay alguna duda, soy cierta Amapola de Twitter...
Conservo mi anónimato en estos mundos.